viernes, 9 de octubre de 2009

LIBERTAD DE MEDIOS


*Por Fabián Rodríguez Simón

La tímida y tibia reacción de varios líderes políticos de la oposición y de otros dirigentes sociales no es suficiente ante el inusitado y grosero atropello a la libertad de expresión y prensa, al derecho de propiedad y libertad de comercio, a la seguridad y previsibilidad jurídicas, a la división de poderes y a las formas parlamentarias, perpetrado por el kirchnerismo con la media sanción del proyecto de la nueva ley de radiodifusión (o de servicios de comunicación audiovisual).

Este atropello que el oficialismo busca apresuradamente consolidar forzando con prepotencia y dádivas la complicidad del Senado de la Nación y que tiene como poco disimulado objetivo estratégico la transferencia de los medios masivos de comunicación audiovisual a empresarios adictos o testaferros del régimen, con miras a las elecciones presidenciales de 2011, hace que me atreva a dirigirme, por este medio, a la Justicia, órgano de control constitucional y último baluarte republicano, parafraseando las vibrantes palabras con las que Martin Niemöller lamentaba su tardía oposición al nazismo:

"Vinieron por el campo y yo no hablé porque no era hacendado”.

"Vinieron por los fondos de las AFJP y yo no hablé porque tenía un régimen de jubilación especial”.

"Vinieron por los derechos de transmisión del fútbol y yo no hablé porque no era dueño de un canal de televisión”.

"Ahora vienen por los medios de prensa y por la libertad de expresión y si yo no hablo porque no tengo ni un diario ni un canal ni una radio, cuando vengan por los jueces nadie va a hablar por mí”.

Niemöller, capitán de submarinos y héroe de la Primera Guerra Mundial, fue prisionero en un campo de concentración desde 1937 hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial por su actividad opositora al nacionalsocialismo (una cruel e injusta paradoja hace que popularmente se atribuyan sus palabras al autor teatral marxista Bertolt Brecht, cuyo explícito apoyo al estalinismo las vacía de contenido quitándoles todo sentido y autoridad moral).

Ojalá que, llegado el momento, nuestros jueces acepten su responsabilidad extraordinaria ante la grave situación institucional que atraviesa la República y actúen sin temor y con independencia contra la flagrante inconstitucionalidad del mencionado proyecto de ley, que nos empuja peligrosamente al abismo del populismo chavista, teniendo en mente las palabras de Thomas Jefferson: «Entre un gobierno sin prensa libre y una prensa sin gobierno, me inclinaría por esto último."

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